domingo, 3 de noviembre de 2013

LA LEVEDAD, EL PESO Y LA RESPONSABILIDAD. Parte 3.


- Recuerdo la quinta o sexta vez que participé en el "Es un niño sabio". Sustituí a Walt unas cuantas veces cuando estaba escayolado. ¿Te acuerdas de cuando estuvo escayolado? El caso es que empecé a protestar una noche, antes de la emisión. Seymour me había dicho que me limpiara los zapatos justo cuando salía por la puerta con Waker. Me puse furioso. El público del estudio era cretino, el locutor era un cretino, los patrocinadores también eran unos cretinos, y a mí no me daba la real gana de limpiarme los zapatos para ellos, le contesté a Seymour. Le dije que además no podían verlos. El replicó que de todas formas me los limpiara. Que lo hiciera por la Señora Gorda. Yo no sabía de qué rayos me estaba hablando, pero puso esa cara típica de Seymour, y le obedecí. Nunca llegó a explicarme quién era la Señora Gorda, pero, desde entonces, yo me limpiaba los zapatos cada vez que iba a la radio; en todos los años en que tú y yo estuvimos juntos en el programa, si te acuerdas, creo que no se me olvidó hacerlo más que un par de veces. En mi mente se formó una imagen terriblemente clara de la Señora Gorda. Me la imaginaba sentada en un porche todo el santo día espantando moscas, con la radio a todo volumen de la mañana a la noche. Me figuraba que el calor era terrible y que probablemente ella tenía cáncer y... qué se yo. El caso es que tenía clarísimo por qué Seymour quería que me limpiase los zapatos cada vez que iba al programa. Tenía sentido. [...] No hay nadie que no sea la Señora Gorda de Seymour. Y eso incluye a tu profesor Tupper, hermana. Y a sus docenas de condenados primos. No hay nadie en ninguna parte que no sea la Señora Gorda de Seymour. ¿No lo sabías? ¿No sabías aún ese maldito secreto? ¿Y no sabes, escúchame ahora, no sabes quién es realmente la Señora Gorda? ¡Ah, hermana! Es el mismo Cristo. El mismo Cristo, hermana.


Franny y Zooey
, J. D. Salinger.

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