sábado, 30 de agosto de 2014

GRIS (Parte 3)


— Papá...
— ¿Hmm?
— Estoy loco.
— No estas loco. Yo solía estar loco. Pero tú no estas loco. Mira, eres mi único hijo.
— Lo sé...
— No, espera. Sé que no soy el mejor comunicador, pero pase lo que te pase, se honesto, di la verdad aunque ellos se burlen de ti, lo harán. Pero lo que tienes que entender hijo, es que la mayoría de esa gente esta llena de mierda.


Donnie Darko, Richard Kelly.



Audio: dredg - Down to the cellar
http://www.youtube.com/watch?v=WLyi1FUEaLg

sábado, 9 de agosto de 2014

GRIS (Parte 2)

 

«No es que detestes a la gente, ¿por qué tendrías que odiarlos? ¿Por qué tendrías que odiarte? ¡Si al menos esta pertenencia a la especie humana no viniera acompañada de este insoportable jaleo, si al menos estos pocos pasos irrisorios que hemos dado en el reino animal no tuvieran que pagarse con esta indigestión perpetua de palabras, de proyectos, de grandes comienzos! Pero se paga un precio demasiado alto por estos dos pulgares oponibles, por la posición erguida, por la rotación imperfecta de la cabeza sobre los hombros: ¡esta caldera, este horno, esta parrilla que es la vida, estos miles y miles de requerimientos, de provocaciones, de amenazas, de exaltaciones, de desesperaciones, este baño de obligaciones que nunca se acaba, esta eterna máquina de producir, de triturar, de engullir, de superar baches, de volver a empezar de nuevo una y otra vez, este dulce terror que insiste en regir cada día, cada hora de tu ínfima existencia!
Apenas has vivido y sin embargo ya está todo dicho, terminado. Sólo tienes veinticinco años pero tu senda está toda trazada. Los roles asignados, las etiquetas: del orinal de tu primera infancia a la silla de ruedas de tu vejez, todos los asientos están ahí y esperan tu turno. Tus aventuras están tan bien descritas que la revolución más violenta no haría pestañear a nadie. Da igual que bajes la calle lanzando por ahí los sombreros de la gente, cubriéndote la cabeza de basura, descalzo, publicando manifiestos, disparando con un revólver al paso de cualquier usurpador: tu cama ya está hecha en el dormitorio del asilo, tus cubiertos dispuestos en la mesa de los poetas malditos. Barco ebrio, milagro miserable: Harare es una atracción de feria, un viaje organizado. Todo está previsto, todo está preparado hasta el menor detalle: los grandes impulsos del corazón, la fría ironía, la aflicción, la plenitud, el exotismo, la gran aventura, la desesperación. No le venderás tu alma al diablo, no irás, en sandalias, a arrojarte al Etna, no destruirás la séptima maravilla del mundo. Todo está ya preparado para tu muerte: la bala que acabará contigo se fundió hace mucho, las plañideras ya han sido designadas para seguir tu ataúd.
¿Por qué habrías de escalar hasta la cima de las colinas más altas para enseguida volver a descender? Y, una vez abajo, ¿cómo hacer para no pasarte la vida contando cómo te las arreglaste para subir? ¿Por qué fingirías estar vivo? ¿Por qué seguirías? ¿No sabes ya todo lo que te sucederá? ¿No has sido ya todo lo que debías ser: el digno hijo de tu padre y tu madre, el pequeño niño scout valiente, el buen alumno que lo podría haber hecho mejor, el amigo de la infancia, el primo lejano, el militar atractivo, el joven pobre? Algunos esfuerzos, ni siquiera algunos esfuerzos, sólo unos cuantos años más y serás el ejecutivo medio, el apreciado colega. Buen marido, buen padre, buen ciudadano. Excombatiente. Uno a uno, como la rana, escalarás los estrechos peldaños del éxito social. Podrás elegir, de una amplia y variada gama, la personalidad que le vaya mejor a tus deseos; será cuidadosamente diseñada a tu medida: ¿serás condecorado? ¿Cultivado? ¿Fino gourmet? ¿Explorador de riñones y corazones? ¿Amigo de los animales? ¿Consagrarás tus horas de ocio a masacrar en tu piano desafinado sonatas que no te han hecho nada? ¿O bien fumarás en pipa en una mecedora repitiéndote que la vida tiene sus cosas buenas?
No. Prefieres ser la pieza que falta del puzzle. Retiras del juego tus fichas. No estás en racha ni te lo juegas todo al mismo número. Pones el arado delante del buey, tiras la toalla, vendes la piel del oso antes de cazarlo, empiezas la casa por el tejado, te fumas tu capital, echas el cierre, te despides a la francesa. Dejarás de escuchar los buenos consejos. No pedirás soluciones. Pasarás de largo, mirarás los árboles, el agua, las piedras, el cielo, tu rostro, las nubles, los techos, el vacío. Te quedas junto al árbol. Ni siquiera le pides al ruido del viento entre las hojas que se vuelva oráculo.»

Un hombre que duerme, Georges Perec.

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Vuelvo a preguntar hacia dónde voy
¿Quién tira de mí y me deja vacío?
Vuelvo a preguntar por qué sigo así,
odio estar aquí... toda esta mentira.

Respiro indiferencia y no sabe mal,
me hace estar lo suficientemente gris.

Vuelvo a preguntar hacia dónde voy
¿Quién tira de mí y me deja vacío?
Vuelvo a preguntar por qué sigo así,
odio estar aquí... toda esta mentira.

Respiro indiferencia y no sabe mal,
me hace estar lo suficientemente gris.

Sólo sigo las pisadas,
doy vueltas en su misma dirección...
una y otra vez.

Respiro indiferencia y no sabe mal,
me hace estar lo suficientemente gris.

Audio: Nuevenoventaicinco - S. F. Mente gris
http://www.youtube.com/watch?v=5unpec6prDY